FICCIÓN
La Guillotina
Por Perla E. Nuñez
Minutos después de que se llevaran al primer preso, giró al escuchar el grito y de inmediato supo que seguiría ella. La celda se abrió deprisa. Entró un guardia, luego otro. La sujetaron de ambos brazos y la condujeron a otra celda. Un rastro de sangre se impregnó en el suelo, al tiempo en que la tibia carne de sus piernas chocaba con el concreto. Pataleaba con fuerza, pero al cansarse no le quedaba más que dejarse llevar como la brocha humana en la que se había convertido: trazó el camino rojo que la llevó directo a su agonía. Llegaron a la guillotina. Retiraron un cuerpo. La colocaron a ella y en un desesperado grito alertó al prisionero número tres, que él seguiría.
Perla E. Nuñez: La autora ha vivido en distintas partes de la República Mexicana, pero es más sonorense que una coyota. Siempre le ha gustado escribir, leer, ver y escuchar historias.